El tiempo avanza ineludiblemente. A un día le sucede otro día, una hora tras otra, los minutos se suman incesantemente. Sesenta minutos, una hora. Veinticuatro horas, un día. Treinta días, un mes… Así, incansablemente. Cronos no duerme… pasa, pasa, pasa… y un día sucede a otro día. Echamos la vista atrás y pensamos “¡cuánto tiempo ha pasado desde…!”, o bien nos proyectamos hacia el futuro y decimos “¡qué poco falta!... ¡es poco tiempo!... necesito más tiempo”.
Pero otras veces el tiempo parece detenerse en un instante mágico (en un minuto hay muchos días). Una hora no son sesenta minutos, es una eternidad… ¿sólo han sido dos años? Parece toda una vida. Es nuestro tiempo subjetivo, un tiempo en el que el tiempo desaparece.
Han pasado casi tres meses desde aquel miércoles, aquel miércoles en que empezamos a intuir (casi saber) que las noticias no serían buenas.
Pero otras veces el tiempo parece detenerse en un instante mágico (en un minuto hay muchos días). Una hora no son sesenta minutos, es una eternidad… ¿sólo han sido dos años? Parece toda una vida. Es nuestro tiempo subjetivo, un tiempo en el que el tiempo desaparece.
Han pasado casi tres meses desde aquel miércoles, aquel miércoles en que empezamos a intuir (casi saber) que las noticias no serían buenas.
Ayer fue miércoles toda la mañana.
Por la tarde cambió:
Se puso casi lunes,
La tristeza invadió los corazones.
...
Ángel González
Un transcurrir de días agitados, a veces angustiados, a veces esperanzados, a ratos sólo cansados, aletargados.
En la mitología griega, Cronos es el dios del tiempo real e inexorable, cuyo paso nos lleva inevitablemente a la muerte; Kairós (el momento justo), en cambio, es el dios del tiempo interior de los hombres, el tiempo de los sueños y del espíritu, es el que persistentemente nos devuelve la vida… es un momento de claridad (el insight psicológico)… el tiempo de los dioses, sagrado, eterno, en una acepción religiosa… Kairós es la musa en el arte… para algunos son los momentos especiales y, en una acepción absolutamente fantástica, “es la risa oportuna que produce bien”. Cronos es cantidad, Kairós es calidad.
Pero otras veces un roce de nuestras manos congela el tiempo en un instante (en un instante caben muchas horas)… una mirada, un beso, un recuerdo… la revelación, siempre súbita, de saber porque estoy aquí, contigo.
En la mitología griega, Cronos es el dios del tiempo real e inexorable, cuyo paso nos lleva inevitablemente a la muerte; Kairós (el momento justo), en cambio, es el dios del tiempo interior de los hombres, el tiempo de los sueños y del espíritu, es el que persistentemente nos devuelve la vida… es un momento de claridad (el insight psicológico)… el tiempo de los dioses, sagrado, eterno, en una acepción religiosa… Kairós es la musa en el arte… para algunos son los momentos especiales y, en una acepción absolutamente fantástica, “es la risa oportuna que produce bien”. Cronos es cantidad, Kairós es calidad.